miércoles, 29 de julio de 2009

El filón de la hostelería low cost.

El anuncio realizado por la cadena británica de hoteles de bajo coste Travelodge de la construcción de tres nuevos hoteles ubicados en Barcelona, Sevilla y Valencia, con una inversión de 61 millones de euros me sirve de excusa para comentar la triste trayectoria que han vivido las franquicias de este tipo de hoteles en España.

Ante todo decir que aunque los viajeros españoles realizan 157 millones de desplazamientos domésticos cada año, en España solamente hay 100 hoteles de bajo coste lo que representa menos de 1% del total. Mientras tanto, en el Reino Unido son el 13%, en Francia el 24% y un 33% en Norteamérica.

A finales de los 80 y los 90 hubo en Francia una verdadera revolución de la hostelería con el surgimiento de infinidad de cadenas que bajo la calificación “dos estrellas nuevas normas” presentaban una oferta de precios muy económica, una gestión simplificada y una construcción eficiente.

Precisamente de Francia llegaron a España las primeras cadenas hoteleras de bajo coste, como lo fueron Climat de France, Campanile, Ibis o Formule I. De hecho, el primer hotel franquiciado de bajo coste se abrió en Mollet del Vallés a principios de los 90 bajo la enseña Climat de France, si bien al cabo de unos años dejó de llamarse así para rebautizarse como Hotel Catalán y acogerse a la calificación de tres estrellas. Lo cierto es que Climat de France en su país de origen tampoco tuvo una vida fácil y en 2004 se convirtió simplemente en una cadena voluntaria.

Campanile, enseña que en España debe tener en la actualidad tres o cuatro hoteles pertenece ahora al grupo Louvre y ya no es estrictamente un formato de hotel de bajo coste. Por su parte, el gigantesco Grupo Accor apuesta en el segmento de bajo coste por enseñas como Formula 1 o Etap Hotel, que en España tienen en conjunto algo así como una docena de hoteles y no todos son franquicias. En los EE.UU., Accor, dispone de otras dos marcas para este tipo de franquicia: Hotel 6 y Studio 6, que en conjunto tienes más de un millar de hoteles, la inmensa mayoría franquiciados.

No creo que España sea lugar y mercado para crear semejantes monstruos de cadenas pero no es nada descabellado pensar que con una mínima cuota de mercado, España necesitaría 300 o 400 hoteles de este tipo para satisfacer la demanda. De éstos y teniendo en cuenta los ratios más habituales de gestión, un 15 por ciento serían propios, entre un 45 y 60 por cien estarían alquilados o con contratos de gestión y, finalmente un 25 por cien serían franquiciados.

Principalmente el grupo Accor ha hecho en España diversos esfuerzos por comercializar sus franquicias, pero en ningún momento han adquirido una cierta “velocidad”. Profesionales del sector me comentaron que la causa principal de esta situación reside en que los asuntos del suelo edificable son en España tan extremadamente diversos –con diferentes normativas entre comunidades-, complejos y “politizados”, que alejan irremediablemente a los emprendedores privados.

La parte inmobiliaria seguirá estando dura, pero la realidad del mercado está ahí y ho hay mejor dinamizador que el propio empuje de la iniciativa del mercado. Ojalá sea así, porque esta pequeña revolución hotelera modernizaría nuestra estructura de equipamientos hoteleros y nos pondría en sintonía con otros países de nuestro entorno y de similar desarrollo económico.

Lo más visitado del mes