
Se da el caso de que una buena parte de las enseñas que se desarrollaron velozmente en los 90, van a enfrentarse esta situación. Sea por cansancio o por la lógica del tiempo hay indicios de que los franquiciados desean poner en valor el esfuerzo acumulado en estos años, planteándose entonces el problema de la valoración del negocio.
A priori, un negocio ya en marcha tiene ventajas sobre una nueva creación e incluso será más facil de financiar pero, por el contrario, costará más que una implantación "ex novo".